Hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana… de la nada surgía una chispa. Aguzando la mirada hacia esta masa de reflejos dorados que transita rumbo a la Tierra, uno vislumbra que pretende tomar contacto. El UR-100, C-3PO como lo llaman los allegados, también es dorado. “¡Caramba Maestro Luke, es de oro macizo!” habría de añadir el androide. Esta versión es el tercer episodio de la saga intergaláctica de la colección 100, y narra las aventuras de un instrumento temporal inédito, de guión, producción y dirección del estudio de animación relojera URWERK.
Una caja con forma de nave espacial
De primeras, el UR-100 es una caja fina, incluso cabría decir extraplana para un reloj satélite, de contornos angulosos, de ocho elementos de dispar longitud, y parcialmente ondulada. Es de sutil y asimétrica configuración, como el Halcón Milenario y su protuberante cabina. El UR-100 viene tallado en un bloque de oro amarillo 2N macizo. Su satinada y pálida brillantez es la del droide de la Guerra de las galaxias. En lo alto de la caja domina una burbuja plana de zafiro. En referencia a las formas primigenias de los modelos URWERK, esta modulada curva hace de cajón de navegación para el calibre UR 12.01, el mismísimo corazón de esta máquina que parece venir del espacio intersideral.
Una esfera como el cosmos
La modalidad de visualización del UR-100 es la que prevalece en el universo URWERK. Su astrofísica es de satélites que van girando y dando las horas. Estas revoluciones regulares y cronométricas forman a escala reducida un armonioso ballet. Y los minutos se van leyendo en un riel fijo arqueado en 120 grados. Las horas van desfilando delante de los minutos. Una flecha roja lleva la batuta del encuentro de ambos datos, y de este modo su lectura es a la vez sencilla e intuitiva. El remontaje de su calibre es cosa de una masa oscilante acoplada al regulador específico de los UR-100, el Windfänger. Es un engranaje planetario que reduce la velocidad de rotación del rotor para evitar un remontaje excesivo y el desgaste de los componentes.
Contador de kilómetros
Cabe añadir que si este UR-100 viene a ser tan destacado droide es también por la ubicación de las indicaciones en su domo de zafiro. Cuando ha acabado de indicar el paso del tiempo, su aguja roja desaparece para resurgir en contador de kilómetros. A las nueve, dentro de una diminuta rendija, indica los 555 kilómetros que el planeta Tierra recorre en veinte minutos en el plano del ecuador. A las tres, el calibre 12.01 da la velocidad de revolución de la Tierra alrededor del sol, o sea 35.740 kilómetros cada veinte minutos.
Si bien C-3PO es personaje legendario en la memoria colectiva de los aficionados a la ciencia ficción, qué duda cabe que el UR-100 va a ocupar un destacado y dorado lugar en el corazón de los amateurs de alta relojería, de ciencia ficción y de personajes de culto.
Precio, $ 60.000 USD.