Métiers d’Art L’éloge de la nature de VACHERON CONSTANTIN

Fiel a su pasión por las manifestaciones artísticas, Vacheron Constantin continúa su exhibición de maestría con tres excepcionales modelos únicos en su clase. Estas asombrosas piezas de la colección Métiers d’Art L’éloge de la nature son el arquetipo de varias técnicas ornamentales preciosas, manifestadas a través de escenas animales de inspiración occidental u oriental, que combinan realismo con elementos gráficos, y también han sido galardonados con el prestigioso Punzón de Ginebra. Como si de un director de orquesta se tratase, Vacheron Constantin se complace en combinar a un amplio abanico de maestros artesanos, para ofrecer una auténtica sinfonía visual, en la que se entrelazan labores de artesanía como el engastado, grabado, guilloché o esmaltado, con técnicas japonesas como el lacado o incluso el cloisonné de piedras. La Manufactura lleva a cabo un ingente esfuerzo para conservar y acentuar las artes decorativas tradicionales, a la vez que explora técnicas de muy diversos horizontes. Actualmente hace gala de una especial maestría para combinar diferentes técnicas artesanas a la hora de engalanar una misma pieza, a la vez que actúa, en una dimensión más global, como protector y mecenas de la artesanía artística, dejándose sentir en un ámbito que se extiende mucho más allá del universo de la relojería.

Métiers d’Art L’éloge de la nature de VACHERON CONSTANTIN

Durante sus dos siglos y medio de existencia, la Manufactura ha cosechado éxito tras éxito gracias a su afán por obtener el equilibrio perfecto entre unas técnicas de relojería impecables, unos acabados exquisitos y unos diseños creativos. Puede afirmarse, sin lugar a dudas, que con su colección Métiers d’Art ha abierto nuevos caminos. A lo largo de los años, ha conseguido centrar la atención en las diferentes técnicas que adornan los relojes más refinados de sus colecciones. No ha cesado en su compromiso de apoyar la excelencia en artes habitualmente ajenas al mundo de la relojería, a fin de demostrar su legitimidad, su naturaleza complementaria y su relevancia. Esta eliminación de las barreras que existen entre los diferentes campos de la creatividad contribuye a transformar un modelo de reloj clásico en una auténtica obra de arte. El reloj se convierte en un medio de expresión ideal, y ofrece la oportunidad de demostrar la naturaleza contemporánea de artes ancestrales, como el guilloché, el esmaltado y el grabado, a la vez que solemniza el matrimonio de las técnicas decorativas con otras artes normalmente menos relacionadas con la relojería, como la marquetería de la madera.

Como fiel guardián de un templo, Vacheron Constantin se dedica a perpetuar estas técnicas a través de creaciones artísticas relevantes, que con su íntima naturaleza forjan una auténtica excepción cultural.

Vacheron Constantin rinde homenaje a la estética naturalista a través de tres creaciones únicas impulsadas por un exclusivo calibre que da una original lectura del tiempo sin agujas. Cada esfera representa diferentes animales salvajes captados en su entorno natural, y ejemplifica una estética tan realista como gráfica, nacida de una colaboración única entre diversos maestros artesanos.

CABALLOS CIMARRONES

El poder de la naturaleza y los espacios abiertos está conspicuamente presente y el fogoso porte de estos purasangres se percibe con nitidez. Todos los detalles, hasta aquellos que son únicamente visibles con la ayuda de una lupa, son manifestación de un meticuloso realismo. Haciendo gala de una meticulosa precisión fruto de sus habilidades diestramente aplicadas, el maestro grabador consigue transmitir la vivacidad de estas criaturas salvajes en una miniatura de oro rosa, cuya creación requirió de tres semanas de dedicación y que tiene menos de un milímetro de grosor en ciertas partes.

Métiers d’Art L’éloge de la nature de VACHERON CONSTANTIN caballos 86073/000R-B020

Al fondo, una admirable obra de marquetería en madera muestra un paisaje montañoso. La cima nevada de la montaña, realizada en madera blanqueada, es tallada en un bloque único, mientras que las piezas de menores dimensiones se elaboran con un tipo de madera de grano más denso, que ocupan las superficies caladas, y que forman, con sus vetas grisáceas, los perfiles de las laderas montañosas. Mediante esta delicada técnica se unen diferentes piezas, como si se tratase de un rompecabezas, que en este caso son 90 diminutos trozos de madera meticulosamente recortados a mano, y combinados posteriormente para formar el paisaje.

En la marquetería, la paleta de colores se compone de diferentes tipos de madera sin tratar, tintada o ligeramente tostada. Las fibras y curvas del material influyen en los tonos del motivo. El nogal, palisandro o castaño son algunos de los tipos elegidos, por la calidad de su textura. Cuando las piezas están montadas, el motivo resultante se pule y se barniza, antes de ser colocado sobre un disco de oro que sirve de base a la esfera.

REBECOS EN UNA ESCENA ALPINA

Brincando y triscando por una empinada pendiente, dos rebecos saltan alegremente entre las rocas y placas de nieve. Su agilidad y reflejo les permiten abordar el descenso con facilidad. Estas diminutas esculturas finamente talladas están cubiertas por un denso manto de pelo, y su realismo se acentúa gracias a la perfecta definición de su espina dorsal. El tallado de los animales, en máxima alerta con las orejas alzadas y la cornamenta curvada, irradia una arrebatadora aura de realismo.

Métiers d’Art L’éloge de la nature de VACHERON CONSTANTIN rebecos 86073/000R-B006

Una vez más, el fondo de marquetería aporta una exquisita pincelada poética. Elaboradas en tonos pastel que se entremezclan con blancos inmaculados y tintes beige tostados al fuego, para crear sutiles juegos de luz y sombras, las 130 piezas se conjugan para mostrar este delicioso mural alpino, lleno de delicadeza y sublimes brillos.

El arte de la marquetería radica no sólo en la elección de las especies de madera, sino también en la sensibilidad del artista para orientar la veta de la madera de modo que acompañen y complementen el paisaje que se construye paso a paso. La pendiente de la ladera montañosa se subraya, por tanto, con vetas descendentes. Cada una de las piezas es limpia y precisamente recortada con una diminuta sierra manual de marquetería, y no se toleran mellas o defectos de tipo alguno. Cualquier error, por leve que sea, puede suponer tener que volver a empezar. La decoración debe ajustarse y encajarse con precisión y las fibras deben alinearse perfectamente. Y como en todas las manifestaciones artísticas, cada creación es única y tiene un vínculo inquebrantable con la mano del maestro artesano que la modela.

UNA BANDADA DE GRULLAS VENIDAS DE ORIENTE

Los maestros del grabado, el guilloché y el esmalte se han turnado en la elaboración de este etéreo motivo. Dos elegantes grullas labradas sobre una placa de oro rosa, levantan el vuelo sobre una vasta extensión de agua, en la que las ondas del guilloché se ven acentuadas por los efectos tornasolados del esmalte Grand Feu. La grulla es un elemento central de la iconografía oriental. Patriarca de todas las criaturas aladas, esta ave zancuda representa la longevidad y la sabiduría.

Métiers d’Art L’éloge de la nature de VACHERON CONSTANTIN grullas 86073/000R-B013

El plumaje, las estilizadas patas que asemejan zancos, los luengos y gráciles cuellos y esa inimitable mirada hacia atrás… todos y cada uno de los detalles están captados con tal precisión que podría sentirse el revoloteo de las alas de las dos aves. Una vez más, el grabador ha llevado a cabo una impresionante hazaña en su representación del volumen, juegos de luz, texturas y contraposición de acabados pulidos y mates. Los animales representados en tres dimensiones están profundamente tallados en la madera, y fueron necesarias dos semanas integras para culminar su creación.

El par de aves vuela sobre un paisaje lacustre en el cual el movimiento de las ondas del agua se refleja mediante la técnica del guilloché, a la vez lineal y circular. Este motivo aparentemente sencillo requiere sofisticados cálculos previos, y sobre todo, una absoluta maestría en la ejecución. Esta esfera planteó dos serias dificultades al cincel: superficie con bajorrelieves elaborada con la técnica champlevé, en vez de una superficie uniforme y lisa, además de aperturas en superficies caladas que tienen que ser meticulosamente elaboradas. La propia obra de guilloché se recubre con esmalte Grand Feu azul pavo real translúcido, afamada técnica tradicional ginebrina que no ha dejado de ser dominio exclusivo de un puñado de artesanos que son considerados verdaderos alquimistas. Aplicación manual de los pigmentos de color, posterior fusión de esos pigmentos a temperaturas de entre 800 y 900 grados Celsius, seguida por la vitrificación para conseguir la inigualable brillantez translúcida: cada una de estas etapas de producción incluye una serie de elementos imprevisibles. El resultado final no puede darse por descontado antes de alcanzar la última fase, y la aparición de cualquier tipo de defecto podría suponer la eliminación de la pieza, lo que entrañaría volver a empezar desde el principio.

UN CALIBRE QUE DEJA AMPLIO MARGEN A LA EXPRESIÓN ARTÍSTICA

El Calibre 2460 G4 ofrece un amplio margen de actuación a los artesanos, ya que deja todo el centro de la esfera libre y maximiza la superficie de la esfera en la cual se pueden expresar las artes decorativas. Fiel a su hondamente enraizada tradición de formas de exhibición originales, Vacheron Constantin perpetúa el arte de la relojería ofreciendo una lectura de la hora sin agujas, a través de cuatro aperturas que revelan, respectivamente, las horas, los minutos, el día de la semana y la fecha. Estos indicadores, de arrastre en el caso de las horas y los minutos, y saltantes en el del día y la fecha, se muestran a través de cuatro aperturas simétricamente dispuestas alrededor de la esfera, con lo que dejan abundante espacio para el motivo central.

El movimiento mecánico de carga automática, que late a una cadencia de 28.800 alternancias por hora, está dotado de una masa oscilante de oro de 22 quilates, embellecido con un dinámico estampado geométrico inspirado por el emblema de la marca, la cruz de Malta. Las 237 piezas de excepcional acabado que integran el movimiento están alojadas en una caja de oro rosa 5N de 18 quilates, con un fondo con cristal de zafiro que ofrece la oportunidad de admirar la refinadísima manufactura del calibre.

Estas tres creaciones exclusivas lucen el prestigioso Punzón de Ginebra, la mayor distinción de la alta relojería, que certifica la calidad, la maestría en la elaboración y la fiabilidad de un reloj excepcional fabricado en el cantón de Ginebra.

Referencia:
– 86073/000R-B020 caballos.
– 86073/000R-B006 rebecos.
– 86073/000R-B013 grullas.

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